"Mira que estoy a la
puerta y llamo..." (Apocalipsis 3, 20)
Es verdad. Estoy a la
puerta de tu corazón, de día y de noche. Aún cuando no estás escuchando, aún
cuando dudes que pudiera ser yo, ahí estoy: esperando la más pequeña señal de
respuesta, hasta la más pequeña sugerencia de invitación que Me permita entrar.
Y quiero que sepas que
cada vez que me invitas. Yo vengo siempre, sin falta. Vengo en silencio e
invisible, pero con un poder y un amor infinitos, trayendo los muchos dones de
Mí Espíritu. Vengo con Mi misericordia, con Mi deseo de perdonarte y de
sanarte, con un amor hacia ti que va más allá de tu comprensión. Un amor en
cada detalle, tan grande como el amor que he recibido de Mi Padre ("Yo los
he amado a ustedes como el Padre me ama a mí..." (Jn 15,10). Vengo
deseando consolarte y darte fuerza, levantarte y vendar todas tus heridas. Te
traigo Mi luz, para disipar tu oscuridad y todas tus dudas. Vengo con Mi poder,
que me permite cargarte a ti: con Mi gracia, para tocar tu corazón y
transformar tu vida. Vengo con Mi paz, para tranquilizar tu alma.
Te conozco como la palma
de mi mano, sé todo acerca de ti, hasta los cabellos de tu cabeza he contado.
No hay nada en tu vida que no tenga importancia para mí. Te he seguido a través
de los años y siempre te he amado, hasta en tus extravíos. Conozco cada uno de
tus problemas. Conozco tus necesidades y tus preocupaciones y, si, conozco
todos tus pecados. Pero te digo de nuevo que Te amo, no por lo que has hecho o
dejado de hacer, Te amo por tí, por la belleza y la dignidad que mi Padre te
dio al crearte a Su propia imagen. Es una dignidad que muchas veces has
olvidado, una belleza que has empañado por el pecado. Pero te amo como eres y
he derramado Mi Sangre para rescatarte. Si sólo me lo pides con fe, Mi gracia
tocará todo lo que necesita ser cambiado en tu vida: Yo te daré la fuerza para
librarte del pecado y de todo su poder destructor.
Sé lo que hay en tu
corazón, conozco tu soledad y todas tus heridas, los rechazos, los juicios, las
humillaciones, Yo lo sobrellevé todo antes que tú. Y todo lo sobrellevé por tí,
para que pudieras compartir Mi fuerza y Mi victoria. Conozco, sobre todo, tu
necesidad de amor, sé que tan sediento estás de amor y de ternura. Pero cuántas
veces has deseado satisfacer tu sed en vano, buscando ese amor con egoísmo,
tratando de llenar el vacío dentro de tí con placeres pasajeros, con el vacío aún
mayor del pecado. ¿Tienes sed de amor?
"Vengan a Mí todos
los que tengan sed..." (Jn 7, 37). Yo te saciaré y te llenaré. ¿Tienes sed
de ser amado?, te amo más de lo que te puedes imaginar.... hasta el punto de
morir en la cruz por tí.
TENGO SED DE TI. Si, esa
es la única manera en que apenas puedo empezar a describir mi amor. TENGO SED
DE TI. Tengo sed de amarte y de que tú me ames. Tan precioso eres para mí que
TENGO SED DE TI. Ven a Mí y llenaré tu corazón y sanaré tus heridas. Te haré
una nueva creación y te daré la paz aún en tus pruebas. TENGO SED DE TI. Nunca
debes dudar de Mi Misericordia, de mi deseo de perdonarte, de Mi anhelo por
bendecirte y vivir Mi vida en tí, y de que te acepto sin importar lo que hayas
hecho. TENGO SED DE TI. Si te sientes de poco valor a los ojos del mundo, no
importa. No hay nadie que me interese más en todo el mundo que tú. TENGO SED DE
TI. Ábrete a Mí, ven a Mí, ten sed de Mí, dame tu vida. Yo te probaré qué tan
valioso eres para Mi Corazón.
¿No te das cuenta de que
Mi Padre ya tiene un plan perfecto para transformar tu vida a partir de este
momento? Confía en Mí. Pídeme todos los días que entre y que me encargue de tu
vida y lo haré. Te prometo ante Mi Padre en el Cielo que haré milagros en tu
vida. ¿Por qué haría Yo esto? PORQUE TENGO SED DE TI. Lo único que te pido es
que te confíes completamente a Mí. Yo haré todo lo demás.
Desde ahora, ya veo el
lugar que Mi Padre te ha preparado en Mi Reino. Recuerda que eres peregrino en
esta vida viajando a casa. El pecado nunca te puede satisfacer ni traerte la
paz que anhelas. Todo lo que has buscado fuera de Mí sólo te ha dejado más
vacío, así que no te ates a las cosas de este mundo; pero, sobre todo, no te
alejes de Mí cuando caigas. Ven a mí sin tardanza porque cuando me das tus
pecados, me das la alegría de ser tu Salvador. No hay nada que yo no pueda
perdonar y sanar, así que ven ahora y descarga tu alma.
No importa cuánto hayas
andado sin rumbo, no importa cuántas veces me hayas olvidado, no importa
cuántas cruces lleves en esta vida, hay algo que quiero que siempre recuerdes y
que nunca cambiará. TENGO SED DE TI, tal y como eres...No tienes que cambiar
para creer en Mi Amor, ya que será tu confianza en ese Amor la que te hará
cambiar. Tú te olvidas de Mí y, sin embargo. Yo te busco a cada momento del día
y estoy ante las puertas de tu corazón, llamando. ¿Encuentras esto difícil de
creer? Entonces, mira la Cruz, mira Mi Corazón que fue traspasado por tí. ¿No
has comprendido Mi Cruz?, entonces escucha de nuevo las palabras que dijo en
ella, te dicen claramente por qué Yo soporté todo esto por ti: ".... TENGO
SED" (Jn 19, 28). Sí, TENGO SED DE TI. Como el resto del salmo que Yo
estaba rezando dice de Mi: "... esperé compasión inútilmente, esperé
alguien que me consolara y no le hallé." (Salmo 69:20). Toda tu vida he
estado deseando tu amor. Nunca he cesado de buscarlo y de anhelar que me
correspondas. Tú has probado muchas cosas en tu afán por ser feliz. ¿Por qué no
intentas abrirme tu corazón, ahora mismo, abrirlo más de lo que lo has hecho
antes?
Cuando finalmente abras
las puertas de tu corazón y finalmente te acerques lo suficiente entonces Me
oirás decir una y otra vez, no en meras palabras humanas sino en espíritu:
"no importa qué es lo que hayas hecho, te amo por ti mismo. Ven a Mí con
tu miseria y tus pecados, con tus problemas y necesidades, y con todo tu deseo
de ser amado. Estoy a la puerta de tu corazón y llamo... ábreme, porque TENGO
SED DE TI...."
Jesús es Dios, por lo
tanto Su Amor y Su Sed son infinitos. El, Creador del universo, pidió el amor
de sus criaturas. Tiene sed de nuestro amor.... Estas palabras: "Tengo
sed" ¿Tienen un eco en nuestra alma?"
Madre Teresa de Calcuta
No hay comentarios:
Publicar un comentario