Buscador: de nada sirve
refugiarse en las altas montañas lejos de los hombres y la rutina: tus voces
interiores, tu música privada te acompañarán a cada paso en todo lugar.
Los pensamientos que buscas acallar cruzan tu mente sin pausa y proyectan sobre ti su penumbra. No sirve reprimirlos, negarlos, afirmar que no existen. Sólo una cosa puedes hacer: observarlos, observarlos sin dejarte arrastar por ellos.
Por lo tanto esas voces que bailan en tu mente menor, son sombras de una sombra, fantasmas sin existencia real. Por eso puedes observarlas sin verlas, sin darles significado, sin alimentarlas con tu emotividad. Cuando te capturan, dejas de ser tú y te conviertes en ellas. Es tu mirada emotiva lo que nutre esas sombras y las mantiene con vida.
Pero no debes sentirte culpable si no logras detener su flujo continuo.
Aunque lo desearas:
¿Podrías detener la carrera de la sangre por tus venas?
Debes saber que ese
constante flujo de ideas es algo natural y orgánico, es la actividad de tu
mente menor y de nada sirve culparte por algo que está en la naturaleza de las
cosas.
En cambio sirve darse cuenta que tú no eres sólo un río de pensamientos. Tú eres algo más que eso, no el pequeño ser que confunde sus sombras con la realidad, no la diminuta mente que se pierde en sus juegos mecánicos, sino algo conectado con una inteligencia mayor infinitamente mayor, una idea cósmica.
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