jueves, 24 de septiembre de 2015

21 o El arbol de los amigos



Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos bien.

Más el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando estamos bien, saben lo que nos hace feliz. Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, sonrisas a nuestros labios, música a nuestros oídos, serenidad a nuestra alma y saltos a nuestros pies.

Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa , el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo,
hoja de mi árbol,
paz, amor,
salud,
suerte y prosperidad.
Que tengas ternura en tu vida
y que vivas el amor plenamente.
Hoy y siempre.
Simplemente
porque cada persona
que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de si
y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevaran mucho,
pero no habrá
de los que no nos dejaran nada.
Esta es
la mayor responsabilidad
de nuestra vida
y la prueba evidente
de que dos almas
no se encuentran por casualidad.

(Borges)

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