viernes, 25 de septiembre de 2015

13 de septiembre del 2015


Y paso el juicio de apelación. El dictamen se leerá el próximamente… más espera… más paciencia se me pide.  Muchas palabras de consuelo y no me llegan al corazón. Un corazón drenado, abatido, frustrado. Esa es la palabra: Frustración. Ya no cuestiono, ya no discuto, solo espero.

El juicio fue sórdido, una maraña de monólogos vacíos, cargados de veneno y mentiras, pedazos de relatos cuidadosamente editados para darle forma a un cuento de pesadillas. Sentí que explotaba, que me moría, que estaba completamente drenada y que no podía más. Solo venía a mi mente la imagen de mis hijos y sabía que por ellos no podía claudicar. Que tenía que ser aún más valiente, que tenía que ser madre por encima de ser humana.

Y entonces me pare y hable. Un largo discurso de 22 minutos, de verdades. Logre captar la atención de los jueces. El silencio en la sala denso. Palabras coherentes llenas de sentimiento. No sé si dije lo correcto. Es que no tengo nada correcto que decir, porque no puedo decir nada que no sea verdad. Y como dice el escudo de la nación que me pide que confíe en su sistema: “Y la verdad os hará libres”.

Salí de allí extenuada. Llegue a casa y dormí horas. Necesitaba descansar. No huir.  Recordaba lo dicho y me lamentaba por lo demás que me falto. Pude haber dicho tanto más! Quería que todo el mundo se diera cuenta, que  escuchara más que palabras y entendiera lo que pasaba. Y hable por mí, y por las personas que se han visto atrapadas por un psicópata (perfecta amalgama de inteligencia y maldad – con excepcionales habilidades de manipulación).

Y a los pocos días descubrí que tenía un plan para mí. Que ya no me importa nada que no sea luchar. 

Me descargue. Me recupere. Siento paz. Volví a ser. Ya salió el rencor de mi interior. Me volví a conectar con la que fue, con la persona sana y amable, con la sonrisa a flor de piel, con amor propio, con decisiones.
 
Y ahora veo el mundo diferente, y llevo el pecho erguido y la cabeza en alto. Y mi vida se comienza a ordenar. Y me vacié para poder recibir. Y estoy recibiendo

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